Yo no juego al golf. Es cierto, no pertenezco a ningún club, ni monto a caballo, ni navego por
ningún sitio real o virtual, ni conduzco un BMW.
No viajo jamás en avión, ni me hospedo en hoteles, ni acudo a estrenos en el centro de la ciudad, ni sigo los programas de moda en la televisión, ni compro últimos éxitos musicales, ni vídeos, ni
ropa de temporada.
No leo a ningún contemporáneo. No practico deportes de riesgo, ni como mariscadas, ni tengo
restaurantes preferidos, ni me voy de marcha. No especulo en bolsa, ni tengo segunda residencia, ni salgo los domingos a tomar el aperitivo.
ningún sitio real o virtual, ni conduzco un BMW.
No viajo jamás en avión, ni me hospedo en hoteles, ni acudo a estrenos en el centro de la ciudad, ni sigo los programas de moda en la televisión, ni compro últimos éxitos musicales, ni vídeos, ni
ropa de temporada.
No leo a ningún contemporáneo. No practico deportes de riesgo, ni como mariscadas, ni tengo
restaurantes preferidos, ni me voy de marcha. No especulo en bolsa, ni tengo segunda residencia, ni salgo los domingos a tomar el aperitivo.
Mi familia no es de buena familia, mis navidades no son blancas.
Nunca hago visitas. No tengo un master colgado de la pared, no domino el panorama Socioeconómico, no trabajo para ninguna multinacional. No tengo trajes, ni corbatas, ni
zapatos brillantes; no voy al gimnasio, ni sigo dietas, ni me quiero operar de nada. No espero herencias, ni juego a la quiniela o a la lotería.
No sueño con ferraris rojos, ni imponentes yates, ni fastuosas mansiones. No sigo el fútbol, ni sé
nada de ningún equipo, de sus estrellas millonarias o de sus oscuras miserias. No trato de
que mi hijo se convierta en un importante hombre del mañana, no le llevo a inglés, ni a piano, ni
le inculco ninguna doctrina sobre el esfuerzo y la recompensa. No soy cazador, ni ecologista, y nunca voy a votar. No deseo que me suban el sueldo, ni ansío las vacaciones, ni el fin de semana. En mi salón no hay televisión y no duermo en la misma habitación que mi mujer.
zapatos brillantes; no voy al gimnasio, ni sigo dietas, ni me quiero operar de nada. No espero herencias, ni juego a la quiniela o a la lotería.
No sueño con ferraris rojos, ni imponentes yates, ni fastuosas mansiones. No sigo el fútbol, ni sé
nada de ningún equipo, de sus estrellas millonarias o de sus oscuras miserias. No trato de
que mi hijo se convierta en un importante hombre del mañana, no le llevo a inglés, ni a piano, ni
le inculco ninguna doctrina sobre el esfuerzo y la recompensa. No soy cazador, ni ecologista, y nunca voy a votar. No deseo que me suban el sueldo, ni ansío las vacaciones, ni el fin de semana. En mi salón no hay televisión y no duermo en la misma habitación que mi mujer.
De hecho, qué pinto yo en la vida?




No hay comentarios:
Publicar un comentario